21.6.12

Carnaval toda mi vida


“Tengo una comparsa en la cabeza” le confió ella.
La conversación continuo, pensamiento incoherente tras pensamiento incoherente, pero su mente se detuvo en esa imagen y comenzó el desfile.

Estaba sentada en un trono, vestida de princesa y la gente le sonreía. Todos sonreían menos ella.
Fastuosos personajes carentes de emociones agitaban sus manos una y otra vez , susurrando cosas que no comprendía, gesticulando emociones con las que no se identificaba.
Un escenario confuso.

Lentamente comenzó a reconocer detalles en los desconocidos.  Una sonrisa familiar, una mirada determinada, un aroma particular. Pudo ver como todos sus amores, pasados y presentes, estaban ahí… bailando para ella. Sonriendo para ella. Riendo con ella… ¿riéndose de ella?... No importa. Ocupando un lugar que ya no deberían estar ocupando… o tal vez ocupando un lugar que, ella sabía, nunca iban a ocupar. De pronto reconoció la melodía y empezó a bailar.

Se despertó, miro la hora y volvió a cerrar los ojos.

La melodía era la misma,  los personajes diferentes.
Estos, ya más formales, vestían de negro y tomaban la mano de algunos de sus seres queridos. Bailaban con un ritmo diferente. Bailaban un vals. Sin entender, sintió la amargura y las lágrimas comenzaron a rodar.

Se despertó, miro la hora, se seco los ojos que ardían de cansancio y los volvió a cerrar.

La música había cambiado. Era más rápida. Los protagonistas de este baile no tenían rostro, pero cada uno de ellos personificaba un deseo que solo ella podía reconocer.
La música se aceleraba y veía como el baile avanzaba, mutaba y corría.
Se despertó, miro la hora y agotada por tanta interrupción, volvió a cerrar los ojos.

No había música. Estaba sola sentada en el mismo trono, ya no vestida de princesa, pero con sus pijamas.
Levanto la mirada buscando a alguien y fue ahí cuando noto que las diferentes comparsas se reflejaban en las paredes.
Trato de seguirles el ritmo a todas, pero no pudo. Se abrazo a sus rodillas y, temblando de frustración,  se dejo caer hacia atrás.



Se despertó, miro la hora y con un gran pesar, se levanto de la cama.
Me equivoque, pensó,  no tengo una comparsa en mi cabeza… tengo un carnaval completo que no para de bailar y no me deja dormir.

Para quejarme de estos… ¿a quien llamo?

18.6.12

Ladrillos.

Vas corriendo y sentís que estas por golpearte la cabeza contra una pared invisible. Sin embargo no dejas de correr.
Sentís al público vitoreando, te sentís animada. Podes ver como las banderas de colores te alientan a que sigas corriendo.
No paras. 

Algo adentro tuyo te dice que tenes que seguir corriendo... ya no sabes si es porque la gente te alienta o porque tu instinto te lo dice. Días antes estabas justificando dejar de correr, pero hoy no podes dejar de hacerlo. Tus piernas se mueven solas.
De pronto el golpe, el silencio y la caída.

Ya nadie te alienta. 
Sentís las manos intentando levantarte, pero es más fácil quedarte sentada en tu propio charco de sangre. Te hubiera encantado equivocarte al menos una vez.
El mundo de pronto se te nubla y desaparece.

Te despertas ojerosa. Dormiste mal. Sentís las manos raras, cubiertas de polvo. Te toma unos segundos entender pero sabes exactamente qué es lo que tenes que hacer.
Desabotonas tu camisa, buscas el botón indicado y apretas. Sentís que en tu bolsillo se empieza a materializar algo, lo sacas, lo moves con total confianza hasta lograr la forma deseada.

Te levantas, moves tu cama, corres las cajas apiladas y llegas a la pared que separa tu habitación de la calle. Frente a ese espacio, apilados en columnas irregulares, pones este nuevo ladrillo. Juuuusto al lado del que pusiste unos días antes. Se estaban esperando.

Suena Floyd de fondo y escuchas...

"All in all you're just another brick in the wall."

Eso es lo que yo llamo una frase cargada.